




Y os preguntaréis...
Qué nombre más raro ¿no?
Siempre es la primera pregunta. Muy poca gente me llama ya por mi nombre real… y cada vez menos. Memphis es el apodo que se me pegó después de vivir esa ciudad donde el rock and roll y el blues me atravesaron como un relámpago
Soy Dada Memphis. Cantante de rock and roll, artista de blues, compositora y buscadora incansable de canciones que duelen, curan y a veces te arrancan una carcajada. Madrileña setentera, criada por unicornios —sí, de los que no aparecen en Wikipedia—. La música fue mi primer idioma. Canté antes de hablar y llevo escribiendo canciones desde que tengo memoria.
Mi primer bolo (según el censo oficial) fue en una cafetería de San Blas. Según mis recuerdos más locos, fue en la luna. Ambas versiones me valen. El escenario, para mí, siempre ha sido un portal a otra dimensión.
No hago música, hago excesos. Mezclo el rock más crudo con el blues más visceral y lo revuelvo con emociones que no siempre se pueden poner en palabras. Me dicen que tengo magnetismo. Yo digo: hago lo que me gusta con toda la pasión posible. Desde 2020 he lanzado dos discos, un single y un Ep, y este año llegan el tercero, porque no sé estarme quieta ni cuando duermo.
Además de mi proyecto personal, fundé Wiccan Play Blues, un sello independiente que apoya a mujeres de más de 40 que se lanzan al ruedo musical. Porque sí: el rock y el blues también se hacen con experiencia, con ovarios y prendiendo fuego.
Lo mío es el directo, la verdad sin maquillar, los temas que te sacuden. Mi voz ha cambiado, como cambia una buena guitarra con los años. Más madera, más alma. Y aun así, sigo buscando lo mismo: llegar a quien lo necesite, cantar lo que muchas no pueden decir, abrir caminos y cerrar bocas.
He hecho las paces con el silencio, con la pausa, con la soledad creativa. Pero no pienso rendirme. Mientras tenga voz, guitarra y ganas, seguiré. El blues y el rock and roll son mi hogar, mis raíces y mis alas.
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