¿Hacemos números?

La otra noche entre caña y caña, hubo algún avispao que me preguntó lo que costaba hacer una canción, refiriéndose claramente a lo que se percibe por un tema propio, así que después de un rato de discurso un tanto beligerante por mi parte lo reconozco, me puse papel y lápiz a echar cuentas, el resultado no deja indiferente.
Empecemos con la grabación en sí, porque si me pongo a echar euros por hora para crear la canción y grabarla para pasársela al productor, es otro melón, permitidme que lo posponga. A lo que vamos, si encuentras un productor que sea majete, amiga o que se tire el rollo, un tema, incluyendo las horas de estudio, técnico de sonido, instrumentistas, mezcla y masterización, pongámosle 900 euritos, more or less, si ya te vas a un estudio top y te permites un productor de la leche especializado en tu estilo musical, el infinito es el cielo. Luego viene la distribución digital, dependiendo de las preferencias de pago único o anual, vamos a echarle sus 45 euros, venga que esto empieza a ponerse interesante, porque quieres hacer promoción y existe una chavalería que por el módico precio de 600 pavos te promocionan ese video de Youtube que tienes que hacer sí o sí, y que si te lo has autogestionado con tu familia y colegas ronda los 300 pavetes y los 1500 mínimo, si se lo encargas a alguien, claro sin incluir actores ni bocadillos de media mañana. Qué tal vamos, bien? Y aquí llega con paso triunfal el momento redes sociales, oooohhh yeahhhh, estamos en tramos de estar por casa así que según las leyes de “Santa Digital”, necesitas dos semanas de promo previa a la canción y otra después del estreno, seamos cautos con los gastos, venga le vamos a poner, 6 euritos diarios durante 21 días, no he contado las horas que se pueden facturar por realizar, reels, stories elaborados, posts con engagement y su puñetera madre, como somos independientes, nos los guisamos solitas, eso sí, si contratas una comunity exclusivamente para esto, ponle sus 300 pavos al mes para que le ponga un poquico de amor a su trabajo. Vaaaaa que viene lo gordo y lo sangrante, por orden llamaremos lo gordo a que quieres estrenar en vivo tu tema, así que consigues Colegueo mediante, un garito, que pese a su aforo del pub del pueblo te clavan 200 pavazos por alquiler de local, y, si te pasa como a mí, que no tienes banda que te acompañe, ponle al menos los 150 euros por instrumentista o lo que cobren por su caché, porque en eso sí, ¡NO SE ESCATIMA!, hay que incluir al menos un alquiler de local de ensayo de tres horitas uno o dos días, para preparar el bolo, 80 pavos. Qué te crees, que hemos aparcado las redes, no por Dios, otros 4 euritos al día para que consigas que vengan tus cuatro colegas y vendas alguna entrada más de algún despistao que pasaba por allí, palmas pasta sí o si. Y aún tenemos que aguantar la parte más sangrienta de la historia, que algunas salas te cobren por un “open mic” para que puedas tocar en ese mismo local, que la propia sala te diga que muevas redes para llenarlo de bebedores, claro, ofreciéndote un martes a las ocho de la tarde, y que el personal te diga que 10 euros por un concierto tuyo es una pasta, bueno, querida lectora y querido lector, si multiplicamos todos esos gastos por 10 o 12 temas que tiene un álbum, creo que Los que me nos están robando son los dueños de las salas que parecen haber olvidado el apoyo del 2020 y el público, que se mal acostumbró al free stuff de pandemia. Y así van las cosas, por royalties tienes suerte si te dan tres o cuatro euros como autor, además de tener que pagar autónomos para hacer las cosas en A y no en J, en breve, música de IA y regetón… Welcome to the Jungle.